
El reciclaje de aceite de cocina usado no solo ayuda a mantener limpias las tuberías y el medio ambiente, sino que también se ha convertido en una vía clave para producir biodiésel, un combustible alternativo con menor impacto ambiental que los derivados del petróleo. Este proceso, que transforma residuos en energía útil, representa una oportunidad concreta para avanzar hacia un modelo de economía circular.
El biodiésel procedente de aceite vegetal usado se produce principalmente a través de un proceso químico llamado transesterificación, en el que el aceite se mezcla con metanol en presencia de un catalizador. El resultado es un combustible limpio y eficiente que puede utilizarse en motores diésel convencionales o mezclado con gasóleo fósil.
Una de las ventajas más destacadas de este tipo de biodiésel es su capacidad de reducir hasta un 88 % las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con el gasóleo tradicional, según datos de la Comisión Europea. En un momento en que la reducción de la huella de carbono es una prioridad global, este tipo de solución es especialmente atractiva tanto para el transporte como para la industria.
Además de su uso en vehículos, el biodiésel reciclado también se emplea para alimentar calderas industriales y maquinaria agrícola, lo que lo convierte en una fuente de energía versátil y renovable. Países como España, en cumplimiento con los objetivos del Pacto Verde Europeo, están fomentando su uso mediante cuotas obligatorias de biocarburantes en los combustibles de automoción.
Para que este sistema funcione, es clave que negocios como bares, restaurantes y comedores colectivos gestionen adecuadamente su aceite usado. Empresas especializadas como Resigras se encargan de la recogida, el transporte y la entrega a plantas de tratamiento autorizadas, asegurando que ese residuo no acabe contaminando y, en cambio, se convierta en energía.
Contacta con nosotros si quieres saber cómo aportar tu granito de arena reciclando el aceite usado de tu cocina.