El Índice de Precios del Consumo cerró abril con una bajada del 0’7% respecto al mismo mes de 2019, lo que supone el primer descenso del IPC desde agosto de 2016. La subida del 6’9% en tasa anual del precio de los alimentos frescos no ha sido capaz de mantener la inflación en nuestro país, y esto se debe al desplome del precio de los carburantes que acumula ya un 20% de bajada desde los máximos de enero.
La caída en picado de los precios de los carburantes ha llegado hasta mínimos no vistos desde la primavera de 2016. Sin embargo, esta semana el precio de la gasolina ha repuntado un 0’18%, marcando un precio medio de 1’074€. Este jueves, el barril de Brent cotizaba por encima de los $30, mientras que el West Texas Intermediate se intercambiaba a casi $27, un ligero repute en el precio del petróleo.
Para el Instituto Nacional de Estadística se hace necesario hacer una aclaración en estos tiempos de confinamiento por COVID-19. Sin tener en cuenta los precios de los alimentos no elaborados y la energía, el IPC subyacente, dicen, se mantiene en positivo. Los alimentos no elaborados y la energía serían los elementos más volátiles para este indicador.