Del residuo al rendimiento: el auge del HVO como combustible del futuro

Tráfico dentro de la ZBE de Madrid. Fuente: Pixabay

Hace apenas unos años, pensar que el aceite usado de una freidora pudiera mover un camión parecía una curiosidad de laboratorio. Hoy, esa idea está impulsando a grandes flotas logísticas y empresas municipales en toda Europa. El HVO (Hydrotreated Vegetable Oil), un biocombustible avanzado producido a partir de aceites vegetales reciclados, se ha convertido en una de las alternativas más sólidas al gasóleo tradicional.

A diferencia del biodiésel convencional, el HVO se obtiene mediante un proceso de hidrogenación que elimina impurezas y otorga una composición casi idéntica al diésel fósil. ¿El resultado? Un combustible más limpio, más estable y totalmente compatible con los motores actuales.

Una revolución silenciosa en el transporte por carretera

Mientras los focos mediáticos se centran en los vehículos eléctricos, el transporte pesado sigue buscando soluciones inmediatas. En ese terreno, el HVO se ha convertido en un aliado clave. Grandes compañías de transporte, como DHL, Cepsa o Repsol, ya abastecen parte de sus flotas con este combustible, que reduce hasta un 90 % las emisiones de CO₂ sin exigir nuevas infraestructuras ni costosas conversiones.

También las administraciones públicas empiezan a tomar nota: ayuntamientos como el de Madrid o Barcelona están evaluando el uso de HVO en autobuses urbanos y vehículos de limpieza, alineándose con los objetivos de descarbonización exigidos por la UE para 2030.

El papel del aceite usado: economía circular en acción

El éxito del HVO no se entiende sin la recogida de aceite vegetal usado. Cada litro de aceite de cocina correctamente gestionado puede transformarse en energía renovable, cerrando un ciclo de aprovechamiento que antes terminaba en contaminación. Es aquí donde entran empresas gestoras como Resigras, que garantizan la trazabilidad del residuo desde los restaurantes hasta las plantas de biocombustible.

Con una correcta gestión, un simple gesto en la cocina puede terminar contribuyendo a una movilidad más limpia en toda Europa.

Un futuro que ya rueda

Mientras la transición eléctrica avanza lentamente en el transporte pesado, el HVO se ha posicionado como una solución realista y disponible. No sustituye el futuro, pero lo hace posible desde el presente. Y todo empieza con algo tan cotidiano como el aceite de una freidora.